El COVID-19 nos lleva a lo Digital

Francisco Merino.

La aparición de la pandemia originada por el Coronavirus COVID-19 nos sorprendió a todos, a pesar que ya desde diciembre circulaban noticias sobre la aparición del virus en lugares tan lejanos como China, no se tomó como un problema o riesgo potencial que pudiera afectarnos. La presencia del virus en el Perú y el consiguiente anuncio de la cuarentena o “Aislamiento Social”, pasó de lo imprevisto a lo monótono y rutinario del enclaustramiento, haciendo que la gran mayoría de personas termine por volcarse al Internet, una fuente de entretenimiento que ya de por sí ocupaba gran parte de su tiempo libre.

Y si bien las redes sociales se han convertido en las aplicaciones mas usadas, la necesidad de realizar tareas que antes se hacían materialmente, ha hecho que muchos de nosotros nos veamos obligados a buscar que de alguna manera, lo digital pueda reemplazar lo que antes de hacía en el mundo “real”. Y si bien muchos sectores de la actividades social y económica ya tenían presencia en la red, este cambio brusco las ha obligado a ingresar, o en otros casos, migrar rápidamente al entorno virtual.

En el caso de quienes ya tenían una presencia madura y eficiente, se encuentra por ejemplo el sector financiero, en especial los bancos, que cuentan con plataformas de internet y app, que permiten realizar una gran variedad de trámites, que van desde una recarga de celular, hasta solicitar y procesar un crédito, pasando por transferencias y una gran cantidad de pagos de servicios que han permitido que los locales de sus sucursales tengan muy poca afluencia de público, que también redunda en menor costo por uso de local, planillas energía, etc. Otro sector que tiene un avance significativo, es el de la información, tanto periódicos, radios y televisoras, cuentan con un cada vez más modernos y competitivos sistemas que sin darse cuenta vienen desplazando a los antiguos soportes en que se brindaban.

Igual podría mencionar el caso de los retail o grandes tiendas por departamentos o  el de la institución en la que trabajo, el RENIEC, que ha sido objeto de una transformación radical que ha permitido informatizar sus procesos y ofrecer servicios virtuales, a tal extremo que la aparición de la pandemia, no ha significado un problema para la continuidad de sus servicios. Pero para otros sectores que desarrollaban sus actividades en un entorno netamente presencial, esta pandemia si  ha significado por lo menos un gran reto, ya que en la brusca interrupción de sus actividades, ven peligrar su propia estabilidad y su existencia misma.

Pero la sabiduría popular abunda en dichos y refranes como el que dice “no hay mal que por bien no venga” o “a rio revuelto, ganancia de pescadores”, que nos habla de las oportunidades de los momentos difíciles y que los estudios sobre tecnología ha convenido en denominar “Cambios Disruptivos”, es decir que los cambios bruscos obligan a desarrollar nuevas maneras de trabajo, de enfrentar dificultades y que finalmente, se transforman en avances significativos en los aspectos en los que se producen, y a un mes del inicio de la cuarentena, estos cambios se empiezan a ver en distintos sectores de la actividad social, en especial en el sector educativo y en el del trabajo administrativo, que son abundantes en nuestra ciudad.

En pocas semanas los docentes del nivel superior se han visto obligados a ingresar y utilizar sofisticadas plataformas educativas que ha existían hace dos o tres décadas, pero que estuvieron allí, ya que ni los docentes ni los directivos las miraban como algo necesario o indispensable para el ejercicio pedagógico, sin embargo hoy vemos que las dos principales instituciones educativas del nivel superior han anunciado el inicio de clases virtuales en estos días. Igual, algunas instituciones educativas, vienen intentando el uso del correo electrónico para la remisión de tareas y las redes como soporte de motivación a los alumnos y es evidente el esfuerzo del gobierno de llevar la educación a todos los rincones del país a través del proyecto de teleeducación promovido a través del canal del estado que seguramente poco a poco irá mejorando hasta convertirse en una alternativa, o complemento de la educación presencial.

Las instituciones educativas no encuentran otra salida al peligro que significa reunir 30 o 40 estudiantes en una aula de clase en la que es seguro, todos o la gran mayoría termine infectada por el virus debido a la escasa distancia entre los participantes y el prolongado periodo de convivencia que deben mantener dia a dia, similar problema enfrentan instituciones, publicas y privadas, que cargan con la responsabilidad del trabajo de sus servidores en espacios reducidos que hacen igualmente vulnerables al virus, situación también prevista por el gobierno, que ha dictado normas de obligatorio cumplimiento que priorizan el teletrabajo para personas que por su estado de salud o edad, están en la población en riesgo de contraer el virus.

Es un gran reto el que afrontan todos los participantes de estos sectores, por un lado los directivos, decanos, directores rectores, empresarios, gerentes, de adecuar y brindar las plataformas, capacitación y soporte adecuados para este cambio radical, por otro lado, los docentes, administrativos de instituciones educativas y trabajadores de las instituciones para adaptarse a estos cambios y adecuarse al nuevo ritmo de trabajo, y por el otro, el publico usuario de las instituciones y los alumnos que también deben adecuarse al nuevo entorno en el que recibirán los servicios.

Por ello quienes dicen que cuando termine la cuarentena ya el mundo no será el que conocimos cuando nos encerramos, no se equivocan, habrá cambiado en muchos aspectos, especialmente en el de la bioseguridad, las manifestaciones sociales, pero también en la forma de estudiar y trabajar, un proceso de romper procesos y paradigmas que nos pondrá realmente en el siglo XXI en lo que corresponde al uso de la tecnología en sectores importantes de la sociedad y que de no producirse este cambio disruptivo, aún no nos animaríamos a adoptar.