CHACHAPOYAS, DESTINO PARA DISFRUTAR

Cuando pensamos en viajar, vamos atardecer en santo toribioconstruyendo mentalmente una serie de rutas y lugares, por lo general contrastando el presupuesto con la cantidad de lugares y calidad de servicios a los que podríamos acceder. Las dudas irán más que nada por el lado de que si contratamos un Tour o si viajamos en forma independiente, pero por lo general, la constante es optimizar el gasto de dinero conociendo la mayor parte de lugares posible.

 

Lo más probable entonces, es decidir por un “Paquete” es decir por un producto elaborado por una agencia en la cual se ha programado ya el día de salida, el de retorno, apretadamente las ciudades o zonas a recorrer, cronométricamente los lugares a visitar, e inclusive quizá los menús y las horas a dormir y a las que se despertará.

 

A estas alturas del texto, me pregunto si es que el paquete es para disfrutarlo o es que sin darse cuenta, uno se está involucrando en una semana de corte militar, en la que estará sometido a planes y horarios establecidos, que no toman en cuenta que algunos desearán tomarse un momento más para ver cosas que a otros les parecerá intrascendentes, que habrá que seguir obedientemente al guía y respetar los tiempos que establece y muchas veces las explicaciones, para unos muy ligeras y para otros sin importancia.

 

Al fin del tour, muchas veces nos quedan cientos de imágenes apretujadas en nuestra memoria y otras tantas en la de la cámara a las que difícilmente podemos ordenar y asignar nombres y lugares y otras tantas que pasaremos rápidamente cuando las enseñamos a la familia ya que su ubicación o historia, se perdieron irremediablemente entre las carreras de un atractivo a otro.

 

El otro camino, de viajar independientemente, es aún más arriesgado, ya que por lo general corremos el riesgo de encontrarnos con que el hotel que elegimos no es el que mostraba la internet, o que los costos no son los que esperábamos, o que simplemente no pudimos llegar a todos los lugares que nos propusimos por que los horarios de la movilidad no coincidían, o simplemente porque el tiempo se nos vino encima.

 

La tendencia del “Slow Tourism” o “Turismo Lento” en cambio, esta asociado al ocio, ala placer, a la relax, a la paz; promueve la idea de ir a un lugar alejarse de su rutina diaria y conocerlo a fondo, visitar sus atractivos uno a uno, disfrutando cada momento y detalle, tratar con su gente, disfrutar su comida sus fiestas, sus costumbres… compartir un poco su vida diaria.

 

Esta corriente, nacida en los ochenta como una respuesta al acelerado ritmo de vida actual, lleno de stress y falto de tiempo, ha promovido también la creación de “Slow Cities”, relativamente pequeñas ciudades de menos de cincuenta mil habitantes que orientan sus planes de desarrollo y gestión a hacer de ellas ciudades “de la buena vida”, acogedoras y hospitalarias en las cuales los turistas de esta corriente pueden sentirse como en casa, en ellas existen también restaurantes y hasta guias de “Slow Food”

 

Y me pregunto entonces si nuestra Chachapoyas con su Damero Español, sus casonas solariegas, su gente, singular tal cual pero iguales en afecto, hospitalidad y simpatía, su campiña, las comunidades cercanas: Levanto, Taquia, María, Lónguita, San Pedro, Magdalena, la señoriales Leymebamba y Lámud, cuyo mayor valor está justamente en sus habitantes y su proverbial actitud hacia el turista, no puede orientar sinérgicamente sus esfuerzos a la creación de un destino “Chachapoyas Slow” y venderse como tal.

 

Este recurso único, se complementa con nuestro Chapaq Ñam o Gran Camino Chachapoya, que por su excelente altura media, aloja en sus márgenes una gran variedad de paisajes aves y especies vegetales que hacen del recorrido una experiencia inigualable y que decir del camino a Gocta o de las reservas privadas que silenciosamente van tomando dimensión y ocuparán un lugar privilegiado entre los productos turísticos a poco más que corto plazo.

 

De lograrse esto y articular sus productos con esta filosofía, no deberíamos preocuparnos más de los promedios de permanencia, de que los réditos provenientes de la actividad turística se queden en manos de unos pocos, pues el turista que vendría, lo haría no por uno o dos días pensando ir a Chiclayo o Cajamarca a completar su ruta, sino que buscaría encontrar el solaz y espíritu que los chachapoyanos están dispuestos a compartir.

 

Chachapoyas es un potencial destino turístico, que va avanzando a pequeños pasos en este sentido, pero que necesita un norte ya, quizá es necesario definir que tipo de turista necesitamos atraer y en base a él adecuar nuestros atractivos para transformarlos en productos articulados en un destino con identidad propia que promueva el verdadero desarrollo de Nuestra Tierra. El Turismo Lento o “Slow Tourism” es una alternativa válida que se podría tomar como paradigma.

 

Para esto, sin embargo, debemos crear una verdadera sinergia de todos los sectores, públicos privados y de apoyo internacional y decidir un solo rumbo con acciones planificadas y concretas que hagan del turismo no solo una esperanza de desarrollo, sino el camino de mejora económica y social de los pueblos del destino Chachapoya. Realmente una gran responsabilidad.